martes, 10 de abril de 2007

Wurlitzer Ballroom (Madrid)

Con la política de los Ayuntamientos ante el horario de cierre de bares de copas, cada vez es más complicado salir de marcha, sobre todo si se pretende acabar desayunando y no condenarte a pasar la noche en una macrodiscoteca. En el centro de Madrid, al lado del metro de Gran Vía, está el Wurlitzer Ballroom. Un buen bar que además es sala de conciertos, por él han desfilado lo mejorcito del rock underground.

Allí podrás tomarte tus copas tranquilamente hasta las seis de la mañana y no tendrás ni que pagar entrada ni problemas de admisión. Eso sí, no os voy a engañar, os tiene que gustar el rocanrol, porque es la única música que suena en este garito... Garage de los sesenta, punk'n'roll, powerpop, punk neoyorquino... Una gozada para patilludos como yo.

J.F. "Johnny Thunders" León

Categoría: Copas

El Trébol (Madrid)

La pizza es uno de esos alimentos que han acabado convirtiéndose en patrimonio de la humanidad. Poco importa que su origen esté en Italia, allá donde vayas seguramente encontrarás una pizzeria donde apaciguar tu hambre. Eso sí, se han cometido muchos crímenes en nombre de tan noble alimento (mejor no mencionar la más famosa marca que te la sirve a domicilio), y yo he llegado a probar algunas que deberían llevar a su cocinero directamente al talego.

Uno de los lugares donde mejor ha arraigado -y se ha desarrollado- la pizza es Argentina. Se debe, evidentemente, a la ingente cantidad de emigrantes italianos que a principios del siglo XX desembarcaron en el río de la Plata. Pero la pizza argentina se ha convertido en un alimento con entidad propia y se diferencia de su antepasada europea, sobre todo, por el grosor de su masa. Mientras la italiana se mantiene fina, incluso crujiente, la porteña tiene una masa más generosa, con lo que el resultado es mucho más jugoso y con esa mozzarella fundida puedes alcanzar el éxtasis. Por eso somos muchos los que, sin hacer ascos a la pizza italiana, preferimos sin dudarlo una buena pizza del país de Maradona.

Y como he probado pizzas en un montón de países distintos, me atrevería a afirmar que la mejor pizza del mundo se come en Madrid, concretamente en un diminuto restaurante muy cercano a la Puerta del Sol. En El Trébol disfrutarás como un enano con cualquiera de sus variedades, ¿mis favoritas? Cuatro quesos con tomate natural y anchoas, hawaiana, bolognesa... ¡Ay! Se me está cayendo la baba mientras escribo estas líneas.

Además, dadas las reducidas dimensiones del local, podrás ver delante de tus narices como Gerardo (el sujeto que aparece en la foto) te prepara ese delicioso manjar. Pero cometerías un gran error si no amenizaras esa espera tomando mientras una deliciosa empadilla -ya sea de carne o atún- o una tarta salada, espinacas o espárragos con roquefort. ¡Espectaculares! Y el remate obligado es el postre: tarta de chocolate con dulce de leche preparada con cariño por Arturo... ¡Julie se vuelve loca con ella! En fin, después de doce años como cliente puedo asegurar que cada vez que me acerco me siento como en casa... No lo olvidéis: Pizzería El Trébol, calle de la Cruz, 3, cerca de los metros de Sol y Sevilla, en Madrid.


J.F. "Pepperoni" León

Categoría: Comer

Sheng (Almuñécar, Granada)

Más allá del clásico restaurante chino que ha habido en cada ciudad desde hace treinta años, la cocina oriental se va abriendo paso en nuestro país. A veces son restaurantes indonesios, tailandeses o japoneses, pero muchas otras son sitios como este delicioso Sheng -con el subtítulo de "cocina asiática"-, en la granadina Almuñécar.

Con una decoración sobría y elegante, que nada tiene que ver con los cuadros de cascadas con luces que se mueven ni con esos horterísimos dragones, el Sheng es un restaurante tranquilo que ofrece una interesante selección de platos asiáticos. Excepto la tempura (que la hacen bastante regular, todo hay que decirlo), los demás platos que he probado están realmente buenos y a un precio realmente sorprendente. Quizá se echa en falta algo de cocina japonesa, pero nadie es perfecto y ya hablaremos de algún otro sitio que sí ofrezca estos platos.

Lo ideal es pedir uno de sus dos menús degustación y dejarte llevar por ese viaje a través de especias y sabores traídos desde miles de kilómetros para el deleite de nuestros sentidos. Encontraréis el Sheng en la calle Larache en el edificio Alhambra, junto al recinto ferial.


J.F. "Bruce Lee" León

Categoría: Comer

Melo's (Madrid)

Si te gusta Galicia, te va el buen comer y, sobre todo, no te importa hacerlo de pie y apretado como si estuvieras en la primera fila de un concierto de Metallica, el Melo's es tu sitio. Difícilmente encontrarás otro lugar en el que puedas comer tanto y tan bien por unos míseros euros. Encamínate al madrileño barrio de Lavapies y si puedes llega antes de que abran por si quieres optar a pillar una de las cinco mesas que hay al fondo. Con un trozo de barra también te puedes dar con un canto en los dientes, porque los hay que no tienen ni donde apoyar la caña.

No nos engañemos, la oferta gastronómica no es muy amplia que digamos. Sólo tienen cuatro cosas, pero muy ricas y a buen precio. Para empezar puedes darle un buen viaje a una ración de morcilla y a otra de pimientos de Padrón. Las empanadillas son un bien escaso y apenas tardan unos minutos en agotarse, pero están de vicio. Puedes pedir un buen plato de lacón, pero lo suyo es que optes una zapatilla, o mejor media, porque su tamaño es descomunal: unos treinta centímetros de largo y casi diez de grosor. Viene a ser un bocata de pan gallego tostado con lacón a la plancha y delicioso queso de tetilla fundido que chorrea por todos sitios. ¡Qué cosa más rica!

Pero lo más bueno del mundo son sus croquetones. Muy raros, porque la bechamel es muy líquida y no sé cómo se las arregla esa mujer para hacerlas. ¡Son deliciosas! Si tienes la suerte de situarte cerca de la plancha verás como una sola mujer pone en marcha un bar de este tamaño con más de cien personas apretadas devorando lo que le pongas delante. Para beber es obligado echar mano al ribeiro y de postre queso con membrillo.

En pleno corazón de Madrid, junto a la plaza de Lavapies en la calle del Ave María. No te defraudará, pero mucho ojo con su horario, sólo abren a partir de las nueve de la noche y de miércoles a domingo.

J.F. "Obelix" León

Categoría: Tapeo

El Luca (Marbella)

El buen comer es uno de los mayores placeres que nos puede dar esta vida que nos ha tocado vivir, en estos días de crispación política, OPAS, especulación inmobiliaria, cambio climático y demás... Y en eso (en lo de zampar), está mal que yo lo diga, pero servidor es un auténtico campeón.

Lejos de los cutre chiringuitos de las abarrotadas playas de Marbella, el puerto esconde un lugar privilegiado: El Luca. Aparentemente un simple restaurante más donde tomarte una buena fritura de pescado. Evidentemente tiene unos boquerones maravillosos y una dorada en adobo que te tira de espaldas.

Pero ahí no queda la cosa, además de una excelente selección de bivalvas, en su carta se esconden joyitas como las sardinas al limón o, ¡ATENCIÓN!, el calamar Luca. Desde que lo probé mi vida ha cambiado y siempre que puedo me voy especificamente al Luca para meterme yo solito un calamar entero... Mmmmmmm... Con su salsita, su relleno con patas y almendritas, esas deliciosas patatas fritas... ¡Ay, que me pongo malo!

Y todo ello a un precio más que razonable para la calidad que ofrecen. Ya sabes, en el puerto de Marbella en la calle Fuengirola.

J.F. "Chanquete" León

Categorías: Tapeo, comer

lunes, 9 de abril de 2007

Pampaneira (Granada)

La Alpujarra granadina sigue siendo uno de los reductos naturales que por ahora se mantienen a salvo de la explotación turística masiva. Los visitantes más veteranos habrán comprobado que en los últimos años han surgido bastantes tiendas de objetos de artesanía, restaurantes y alojamientos, pero ofrecen en su justa medida (por el momento) unos servicios que antes se echaban en falta.

Pese a estar a menos de cincuenta kilómetros de la costa y poco más de Granada capital, los pueblos de la Alpujarra son un viaje a través del túnel del tiempo, hacia una época en la que la globalización ni se intuía y los valores humanos privaban sobre la codicia capitalista. Los lugareños transmiten una sensación de paz casi terapeútica, sobre todo para los que viajamos estresados desde la gran ciudad.

Nada más entrar entrar en el pueblo encontrarás la fuente de San Antonio, unos caños milagrosos que prometen encontrar pareja a aquellos que se echen un buen trago. Doy fe de que a dos buenos amigos míos les funcionó la leyenda. Así que por probar no se pierde nada.

Todos los rincones de Pampaneira tienen su encanto y perderte por sus (escasas) calles es un placer que todos deberían experimentar alguna vez en la vida. Además, por su ubicación e infraestructuras, se convierte en la base de operaciones perfecta para lanzar desde allí pequeñas excursiones a otros pueblos de la Alpujarra que también merecen la pena: Capileira, Pitres, Trevelez (el pueblo de España situado a mayor altura), Pórtugos (con una curiosa fuente de agua ferruginosa y una preciosa cascada), Bubión...

¡Por último! No os vayáis del lugar sin probar la gastronomía típica, a saber: jamón de Trevelez, plato alpujarreño y migas, aunque ojo con la elección del sitio, porque la última vez me dieron gato por liebre en un céntrico restaurante que tenía buena pinta pero que descaradamente sacrificó tradición por explotación turística y eso se nota en el paladar. Para más información visita www.pampaneira.es

J.F. "Abderraman" León


Categoría: Escapadas